El odio del último latido

Hace unos días hubiera podido hacerle caso al corazón desesperado,

Hace unas horas quizás el llanto hubiera inundado esta fría habitación,

Hace unos minutos tal vez el odio te hubiera arrancado una lágrima,

Hace unos segundos sentí el corazón con algún arrepentimiento.

Pero en pocos días te demuestro que detesto tan solo saber tu nombre, odio sentir tu voz entre sueños, detesto enterarme de tus días felices, odio conocerte un poco menos, detesto recordar la primera vez que te vi.

Con unos días más pronunciare que cada sentimiento fue un error con aquellos poemas de amor que nunca se dedicaron junto con este abrazo que se quedo suspendido en el aire y el sabor amargo de un beso que se quedo expresado en un papel ligeramente desgastado por tantos versos inéditos.

En estos últimos latidos quedan sentimientos inefables y sin embargo la tortura del insomnio me detiene aquí, buscando alguna melodía para dibujar una sonrisa falsa, y con otra rima al azar puedas oír el último grito de mi corazón abatido.

Te regalo la última mirada apacible que lograra destrozarte el corazón, mientras el amor impertinente se vaya desgastando con cada nostalgia de cosas pequeñas y tontas que solíamos compartir.

Hoy te invito al final de esta historia de desamor con algo de incoherencia en mi actitud que se embarga y enajena de estas ansias inconstantes de volver a quererte y no tenerte.

Mañana todo será tan solo una fantasía apacible y sin embargo quedará en la memoria la lágrima con sabor a odio que dejaste en mi vida o tal vez fue lo único que logre robarte o quizás sea lo primero que entendí de este pequeño cuento o incluso puede ser lo último que quiera mi corazón.

En este ultimo capitulo solo quiero decirte que me quedare rondando por tu vida aunque deteste caminar a tu lado, estaré visitándote cada feriado aunque deteste mirarte a los ojos, seguiré llamándote cada noche de insomnio aunque deteste oír tu voz, continuare escribiéndote cada verso inconcluso aunque deteste que seas mi inspiración, sostendré el ritmo de las conversaciones usuales aunque deteste lo absurdo de cada palabra.